El primer recuerdo de Carlos Calandria junto a una cocina es junto a su mamá. A sus ocho años, aquel niño ya era un apasionado por la cocina. Mientras ella tendía las camas, Carlos terminaba de preparar la comida para la familia. Y así fueron sus comienzos. Estudió en el Colegio Sagrada Familia de San José y en tercero de liceo, ya tenía decidido que quería ser chef.
Primeros pasos
A sus 17 consiguió su primer trabajo en un restaurante de San José que tenía pizzería, cocina, parrilla, y se llamaba Rabbit. Comenzó ayudando al pizzero, limpiando lomos para los chivitos, haciendo ensalada rusa y fainás, y pelando papas, hasta que en el año 2000, ya con 20 años, se inscribió en el ITHU y comenzó a estudiar gastronomía. “Como no podía solventarme un alquiler, con mi sueldo me pagaba el instituto y mis padres me ayudaban con el abono. Viajaba todos los días, estudiaba en Montevideo y trabajaba en San José desde las 16 hasta las 0.30 de la madrugada”, cuenta.
Así estuvo durante dos años hasta que se recibió y consiguió un puesto como extra en Sheraton Montevideo, uno de los tres hoteles 5 estrellas que había en ese momento. Allí conoció al chef francés David Damgé, su primer chef ejecutivo, quien a los seis meses lo trasladó directamente al restaurante.
Dentro y fuera de Montevideo
Calandria nunca fue una persona quieta. Al tiempo de haber quedado efectivo emprendió viaje y se fue a trabajar durante toda la temporada de verano a un restaurante de Arenas de José Ignacio. Terminó y a sus 29 años volvió a Montevideo a trabajar como chef ejecutivo, por primera vez en ese rol, en el hotel Four Points.
Al tiempo, Calandria trabajó en la preapertura y apertura de un hotel en Conchillas, Colonia West Hotel, donde estuvo tres años, hasta que volvió a Montevideo y comenzó como chef ejecutivo del Regency Park en Jacksonville, Zonamerica, durante cuatro años.
Sin embargo hoy, y desde finales de mayo, se desempeña como el nuevo chef ejecutivo del hotel Hyatt Centric Montevideo. “Me parece que es una compañía donde se puede trabajar muy bien y donde uno se puede proyectar”, cuenta.
A sus 39 años, Calandria se define como una persona de “gustos sencillos”. Muestra de ello son los platos que eligió como favoritos: las milanesas napolitanas de la infancia y la lasaña que cocinaba su mamá cuando era solamente un niño.