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Danielle Chambaraud y Jean Pierre Bouillac, ambos franceses, comenzaron a dar sus primeros pasos en el mundo vitícola desde muy pequeños. Ella alternaba sus estudios con las tareas del campo y, luego de terminar el liceo, empezó a prepararse en cursos de gestión empresarial y de negocios con el exterior. Aprendió varios idiomas y, con los años, fue profesionalizando sus conocimientos para aplicarlos en sus negocios vinculados a la viticultura.
A su vez, Jean Pierre también se adentró en este mundo desde muy joven. Comenzó a sus 14 años, junto a su padre y abuelo, y en familia crearon una empresa de 150 hectáreas de cultivo que actualmente genera tres millones de vides por año.
Sus pasos en Uruguay
Las historias son independientes. Sin embargo, años más tarde, el futuro los unió y comenzaron a transitar un nuevo camino juntos. Llegaron a Uruguay hace un cuarto de siglo y empezaron a vender viñas a otros productores. Formaron parte activa de lo que fue la reconversión vitícola de este país, y dieron comienzo a un nuevo emprendimiento.
Hoy, este matrimonio francés es propietario de Centro Vitis, un vivero ubicado en El Carmen (Durazno) que abastece a viticultores nacionales y brasileños. Allí tienen los roles bien definidos: Jean Pierre se encarga de la producción y Danielle de las finanzas, la administración y la relación con los clientes del exterior.
“Centrovitis nos permite vivir nuestra pasión por el vino. El hecho de poder plantar y estudiar el comportamiento de muchas variedades de uva en el país es rico en enseñanzas personales, pero también está al servicio de la profesión local. Es una empresa innovadora al servicio de la viticultura del futuro”, dice Danielle.
Vino de industria nacional
En Centro Vitis, además, se cultivan variedades novedosas como la Marselan y la Arinarnoa, y se genera una reducida producción de uvas que permite elaborar tintos de corte. “Al consumidor actual le gustan los vinos flexibles, afrutados y originales. Nos corresponde encontrar las variedades adaptadas al Uruguay para producirlas aportando nuestra experiencia francesa en técnicas de vinificación”, agrega.
Incluso, son esas variedades las que componen sus dos creaciones uruguayas: El Ceibo 2018 y El Ceibo Roble 2018, que fueron recientemente presentadas en el mercado, y que estuvieron diseñadas a partir de un corte de tres variedades (Tannat 60%, Ariranoa 20% y Marselán 20%). “El Ceibo debe ser portador de la innovación en el vino mediante el uso de nuevas variedades, desconocidas en Uruguay, que tienen sus cartas de nobleza en otras regiones vitivinícolas del mundo. Tenemos muchas inspiraciones sobre el tema que serán objeto de futuros descubrimientos”, concluye.
Atravesando fronteras
Además de Centro Vitis, Danielle y Jean Pierre tienen su principal empresa en Blaye, una localidad francesa cercana a Burdeos. Allí se ubica Vignobles Bouillac, un establecimiento que no solo se dedica a comercializar vides, también cuenta con una importante bodega con más de 100 hectáreas de viñedos.
A su vez, ellos no solo tienen sus plantas, sino que gran parte de su negocio es hacer viñas para otros viticultores. Jean Pierre, por ejemplo, se ha vuelto una inminencia en la materia, asesorando viñas de todas partes del mundo: desde plantaciones en India y Rusia, hasta en Estados Unidos y varios países de Europa.
Tanto Danielle como Jean Pierre son viticultores full time, y personas activas y apasionadas por lo que hacen. Desde que se levantan hasta que se acuestan están en la viña. Por eso, podría ser adecuado decir que, más allá de un trabajo, el mundo de la viticultura ya es parte de sus rutinas y de sus formas de vida.
