Numerosa concurrencia convocó la embajada de Japón con motivo de la presentación en sociedad de la flamante bodega nipona Cerro del Toro. Propiedad de la familia Kambara, la bodega se instaló hace dos años en las privilegiadas sierras de Piriápolis con vista al mar y contrató a un grupo de expertos a quien confió su producción: el ingeniero agrónomo Néstor Merino es el responsable del asesoramiento agronómico y el neozelandés Duncan Killiner, encabeza el asesoramiento del equipo enológico integrado por los enólogos Fiorella Faggiani y Martín Viggiano. Álvaro Lorenzo, director de la bodega boutique Alto de la Ballena, es quien coordina el proyecto que ayer presentó sus dos primeras etiquetas: un Albariño y un Chardonnay de este año.
Terruño y viñedo
Suelos de textura franca con gran diversidad de minerales, rocas sieníticas y metamórficas. Influencia marítima marcada ya que el mar se encuentra a 2 kms del viñedo. Paisaje con fuertes pendientes de hasta 40% que facilitan el drenaje. Monte nativo integrado.
28 hectáreas que se terminan de plantar este año. Las primeras cepas fueron implantadas entre junio y noviembre de 2016. En la vendimia 2018 se cosecharon 20.000 kilos de Tannat, Albariño, Merlot, Pinot Noir y Chardonnay, de la plantación 2016. Los vinos fueron elaborados en bodegas de terceros (Viña Eden, Juanicó y Alto de la Ballena). Se embotellaron el Albariño (1.700 botellas) y el Chardonnay, criado en roble americano de primer uso, fermentado 5 meses sobre sus borras (algo más de 400 botellas). Tannat, Merlot y Pinot Noir se encuentran en crianza.
La familia Kambara tiene presencia empresarial en Uruguay desde hace más de 45 años. Su actividad principal en el negocio naviero (Tsuneishi Group). En Uruguay, ha desarrollado agronegocios en arroz y ganadería a través de la empresa Agridiamond SA. La propiedad de Cerro del Toro, fue adquirida hace treinta años y considerada siempre para desarrollos especiales.
Fotos: Sergio Gómez